A Casals le han cazado en medio del bosque. Tenía las manos sucias y el relámpago de la Operación Lezo iluminó su encorvada figura en una posición poco edificante. Pero le da igual porque se sabe fuerte ante Planeta, biógrafos de Carrillo y Fraga y editores de La Razón y Avui en su momento. La editorial también mantiene con buena cara a Ferreras, que se porta "muy bien" (Casals dixit) y Marhuenda, cuya cabeza dependía de sus méritos para frenar la encarcelación del consejero delegado de su editora, no de sus méritos periodísticos.
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