La repercusión del precio en los lineales no es inmediata y en origen los precios son muy dispares. Influye también la incertidumbre que existe en el sector. Tras las pérdidas por la sequía, los distribuidores actúan con cautela para controlar la demanda y esperar a los resultados de la próxima cosecha, lo que genera nerviosismo entre los agricultores. Hay que esperar que la próxima cosecha sea buena. De ser así, los consumidores empezarían a notar una bajada de precio en otoño.
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