En 2009, la policía de Ferguson en EEUU detuvo al hombre equivocado cuyo nombre y apellidos coincidían con el de un sospechoso. Por la noche fue golpeado en su celda por pedir un colchón para dormir hasta el punto que tuvo que ser trasladado por la pérdida de sangre a un hospital. Pidió ser fotografiado para que quedara constancia de lo sucedido, y la policía lo retuvo varios días más para luego denunciarle por $1500 por daños a la propiedad, ya que según el testimonio de John Beaird había sangrado sobre su uniforme y el de tres policías más.
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