La oscuridad aún envuelve el puerto de Barcelona y en el puente de mando, Carlos Martín, patrón del barco, ilumina con el móvil el último tesoro extraído del fondo del mar: la chapa de un Seat 750. Martín también guarda en casa un calendario de 1956 traído por las corrientes. El mar devuelve al ser humano sus desechos. Los pescadores de Barcelona faenan en la segunda región urbana que vierte más plástico a las aguas del Mediterráneo.
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