Jaco Nel, de 50 años, estaba jugando con su perro Harvey cuando notó un pequeño corte en su mano, pero no le dio importancia. Limpió la herida, la desinfectó y continuó con su vida. Sin embargo, dos semanas más tarde su salud empezó a resentirse. Una bacteria en la saliva de su spaniel le causó una infección que le desencadenó septicemia, una sobrerreacción del sistema inmunológico ante una infección.
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