Dirán ustedes ¿y a qué viene hablar ahora de esto? ¿No podríamos olvidar este penoso incidente? En la escena más significativa de la película, ante el asombro tontorrón de los adolescentes, Keating se sube a la mesa para demostrar su originalidad y su desprecio por las convenciones. A continuación exige que todos sus alumnos “librepensadores” hagan exactamente lo mismo. Y aún tiene la desfachatez, cuando están en ordenada fila subiendo y saltando de la mesa, de decirles que no sean lemmings. Conseguirá que lo sean.
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