"Sin apenas contacto con la familia porque las autoridades polacas no les permiten llamadas telefónicas ni visitas, menos aún con amigos y colegas, Pablo González, periodista español, ciudadano de la Unión Europea, lleva más de tres meses inmerso en un proceso que parece extraído de un relato de Franz Kafka. Su trabajo y su vida han quedado en suspenso. Como la defensa de la libertad de prensa parece haber quedado en suspenso en Europa".
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