Perros y primates cuentan un sentido magnético vinculado a su sistema visual, gracias a moléculas involucradas en la orientación dependiente de la luz, basada en el campo magnético de la Tierra. Los criptocromos son moléculas sensibles a la luz que existen en bacterias, plantas y animales. Están involucrados en el control de los ritmos circadianos del cuerpo.
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