El odio se ha convertido en la moneda de cambio corriente de las transacciones políticas. Empezamos a acostumbrarnos a recibirlo en nuestros debates. ¿Por qué? Los grupos que discuten parecen haber perdido el sentido de pertenencia a una misma sociedad y se dividen de manera visceral en torno a identidades pequeñas. Independentistas contra constitucionalistas, mujeres contra hombres, izquierdistas contra conservadores, laicos contra religiosos.
|
etiquetas: odio , realidades , ignoradas , mujeres , hombres , política , feminismo