El odio es el motor de todas las guerras, pero arranca en la paz, mucho antes del primer disparo. Lo mueven los intereses espurios y la manipulación oportunista. Requiere un cultivo, una exaltación del rechazo al diferente, un proceso de deshumanización del Otro. Para matar es necesario reducir la víctima a un nadie para que no haya dudas ni remordimientos a la hora de apretar el gatillo. En ese proceso también se deshumaniza el verdugo.
|
etiquetas: odio , muerte , líderes , derecha , xenofobia , nueva zelanda