Mientras los venezolanólogos nos informan sobre las causas internas de la actual crisis de este país, el interés mostrado por las potencias mundiales (quienes ignoran la gravísima situación humanitaria de Sudán, Yemen o Congo) indica que existen razones complementarias. Que Donald Trump y sus aliados se preocupen por las libertades en Venezuela mientras tienen magníficas relaciones con el reino del terror saudí revela la estafa de sus “valores democráticos”.
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