Hace diez años empezaban las primaveras árabes. El 17 de diciembre de 2010 el vendedor ambulante tunecino Mohammed Bouazizi se quemó a lo bonzo como forma de protesta. Después de Túnez, vino Egipto. En plaza Tahrir la canción que más se cantó esos días fue Irhal, es decir Vete, dedicada a Mubarak. El autor era un joven de 23 años, Ramy Essam, que la tocó junto a miles de personas desde el improvisado escenario de la plaza de El Cairo. Ramy fue la voz de la revolución, el cantor de la libertad de un pueblo.
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