Al principio dijeron de él que se trataba de alguien simplemente excéntrico, un político con temperamento, muy pasional. Sus extrañas ideas y sus cambios de humor generaban confusión y también simpatías. Posiblemente él, Abdalá Jaime Bucaram Ortiz, no se lo creía cuando fue nombrado presidente del Ecuador.Era el mes de agosto de 1996 y en unos meses, en febrero del siguiente año, sería apartado de su cargo por locura.Sus promesas sonaban bien: su perfil progresista logró el apoyo de los más pobres y prometió igualdad social,la paz con el Perú..
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