Con esas palabras Sean Astin reclamaba la libertad en la película "Harrison Bergeron", basada en la distopía de Kurt Vonnegut. La historia describe una sociedad en la que la mediocridad es la ley y mediante esta se legisla contra todos los individuos que tengan habilidades o atributos que les otorguen cualquier tipo de ventaja social: su fuerza, su físico, su intelecto. En aras de la sociedad igualitaria perfecta. Vonnegut escribió el relato en broma y casi 60 años después podríamos discutir si esto es el sueño húmedo de feminismo hegemónico.
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