Pensar nos pone tristes. En un inteligente librito, Georg Steiner examinaba diez razones que explican por qué la afirmación inicial es cierta. Sin embargo, ante la disyuntiva de pensar o ser feliz muchos preferirían lo primero: pensar, aunque ello signifique una cierta pérdida de felicidad. John Stuart Mill lo expresaba en una frase célebre: “Es mejor ser un hombre insatisfecho que un cerdo satisfecho; es mejor ser un Sócrates insatisfecho que un loco satisfecho.”
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