Muchos padres bien intencionados eliminan los obstáculos para garantizar que sus hijos no tengan que lidiar con la frustración y el fracaso. Pero al tratar de protegerlos de cualquier daño, podrías estar convirtiéndote en quien más daño le causará. Aprender a manejar el fracaso es saludable para los niños y les ayuda a convertirse en adultos jóvenes competentes. Si los proteges de cualquier problema desde ahora, no estarán preparados para enfrentar retos mayores más adelante.
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