Una mandíbula infantil hallada en Melka Kunture, a 2.000 metros sobre el nivel del mar en el altiplano etíope, es uno de esos fósiles que cambian el cuándo y el dónde, y suponen un vuelco en lo que creíamos saber sobre la evolución humana. Pertenece a un niño de 2 o 3 años que vivió hace 2 millones de años, el miembro más antiguo conocido de Homo erectus, los primeros homínidos con rasgos plenamente humanos y de los que descendemos de forma directa.
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