En el invierno de 2013-14, una dorsal inusualmente fuerte y persistente de altas presiones atmosféricas surgió en los mapas meteorológicos del noroeste del Océano Pacífico. Nicholas Bond, un meteorólogo y climatólogo de la Universidad de Washington, bautizó a la mancha de agua tibia como "the Blob". Las graves consecuencias comenzaron a aparecer como un florecimiento de algas tóxicas. Gracias en parte al fuerte El Niño en el Pacífico ecuatorial, “the Blob” finalmente se ha roto. En español:
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