Cuando terminan las vacaciones es fácil que sintamos que “se acabó lo bueno”. Nos invade el desánimo e incluso decimos que sufrimos síndrome postvacacional. Pero ¿de verdad nos “enferma” que se termine el veraneo? Hay datos que demuestran que nuestro cuerpo necesita tomarse un respiro cada cierto tiempo. Pero ese respiro no puede durar eternamente. En primer lugar, porque debemos volver a nuestras obligaciones, ya sea trabajo, estudio o cualquier otra actividad. Y en segundo lugar –pero no menos importante– porque, aunque la rutina.
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