Las acciones tecnológicas han perdido un 20 por ciento en las últimas semanas. Hay angustia en los mercados bursátiles. Dos jornadas de estrepitosas caídas globales dan cuenta de la fragilidad de unos mercados hinchados por la burbuja de crédito. Los precios de los activos no tienen nada que ver con su valor real. Muchas empresas están sobrevaloradas y algunas, como Facebook, se han gastado parte de esos ingresos ficticios. El tsunami puede tener consecuencias devastadoras.
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