Los datos del hundimiento ya no causan sorpresa, pero siguen suscitando impresión. El bofetón a un sector turístico acostumbrado al récord sigue deparando ahora hitos negativos uno detrás de otro. Hace ocho meses, la hipótesis de los números de hoy hubiera sonado a ciencia ficción en el país de los 83 millones de visitantes. La pandemia lo explica. Y a su vez abre la puerta a un agente que ya está dentro pero ahora lo tiene todo a favor para ensanchar su espacio: los fondos de inversión, los especuladores.Ya ocurrió con el derrumbe del ladrillo
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