Mientras Doñana se seca, los agricultores están consumiendo su agua y el de las generaciones venideras… ¡para cultivar fresas! Para una actividad insostenible que podría sustituirse por otra, y que muy a menudo tiene un trasfondo ilegal. Es un tipo de cultivo que debiera haberse reconvertido en otro hace décadas. No tenemos nada en contra de las fresas, son un verdadero manjar; pero no podemos agotar el agua del futuro para cultivar un producto alimenticio no esencial en una situación como esta.
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