Mariona cayó encima de mí. A plomo. Se hizo daño en la cadera y yo tuve un latigazo cervical. Ella cayó en picado de una altura equivalente a unas cuatro plantas encima de mi cabeza después de “descolgarse”, así lo llamamos nosotros normalmente, de mala manera antes de coronar un castell. No fue culpa suya por descolgarse, ni tampoco de Carlos, que también tuvo que ser atendido, ni de Bet, que salió ilesa esa vez, los dosos que no se acabaron de entender y que es por dónde se rompió el castell.
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