En julio de 1937, el periódico libertario Umbral, que se imprimía en Valencia, entrevistó a varias chicas de Mujeres Libres que pertenecían al sindicato de transportes y se ocupaban de trabajar como chóferes gracias a la Escuela de Chóferes que abrió la organización anarcofeminista. Fue, en aquellos días de la guerra, una de las estampas madrileñas más frecuentes y célebres. También chocantes, ya que para la época ver a mujeres conduciendo coches, tranvías y metros, era algo bastante insólito.
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