Un dolor en el hombro derecho. Así empieza la odisea de Mónica Finol. Como realizaba mucha actividad física, lo achacó al tenis, pero la molestia se fue intensificando. «Fui a mi médico de cabecera, le conté cuáles eran mis síntomas —también se notaba mucho más cansada— y me dijo que podría ser una enfermedad autoinmune, pero me recomendó ir a un reumatólogo», recuerda. La ingresaron, le hicieron «un mogollón» de pruebas y a las pocas semanas, le confirmaron que padecía artritis reumatoide.
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