Un equipo de investigadores, dirigido por el doctor Takuro Nunoura, llevó a cabo un estudio, publicado en PNAS, en el que se concluye que la gran mayoría de los microbios presentes a 6.000 metros de profundidad eran bacterias heterótrofas (que no se fabrican su propio alimento), capaces de alimentarse de restos fecales, polvo y, sobre todo, de las partículas desprendidas con motivo de terremotos submarinos, muy frecuentes en la Fosa de las Marianas.
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