(...) El País y El Mundo junto al resto de diarios, las radios o las televisiones se preguntan por qué. ¿Qué demonios ha pasado para que Afganistán colapse si nuestro país y tantos otros llevan años invirtiendo miles de millones en la formación de un gobierno serio –esto es, títere, corrupto y violento– y en la creación de un ejército moderno –esto es, una banda inconsistente que no pasaría ni por guerrilla–? ¡Oh, Dios, no puede ser! ¿Qué clase de cataclismo o fatalidad inesperada ha acontecido?
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