El médico no sólo carecía de la cualificación necesaria para hacer el estudio, sino que además nunca obtuvo autorización del comité de ética del centro en el que trabajaba. Estudios posteriores han descartado cualquier conexión entre la triple vírica y el autismo, y, el año pasado, una investigación del periodista Brian Deer reveló que Wakefield había falsificado los datos del trabajo original para que apuntaran en esa dirección. Actuó “deshonesta e irresponsablemente”, “mostró un cruel desprecio” por el sufrimiento de niños...
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