En 1973, excavando las ruinas de Masada (Israel), los arqueólogos encontraron bajo un edificio derrumbado una vasija con semillas de dátiles. En sí, no tendría más importancia que el de unos restos alimenticios más o menos antiguos, pero la historia de la fortaleza de Masada dista mucho de habitual. Las semillas de dátil, para más inri, correspondían a los frutos de una especie de palmera datilera que había hecho famosa a Judea por su calidad pero que, a pesar de su gran difusión por todo el territorio, había acabado por extinguirse.
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