Las razones son más complejas de lo que parecen. Ser padre es caro, pero el dinero no es la primera razón. En muchos casos, los estadounidenses simplemente tienen más opciones y se dan cuenta de que pueden buscar la felicidad de otras maneras. La paternidad parece desalentadora: Preferimos no estar pendientes de los niños las 24 horas. Para los que quieren tener hijos pero acaban posponiéndolo o incluso renunciando a la paternidad, el argumento predominante es que es demasiado caro. Tal vez los bebés se hayan convertido en un “artículo de lujo”
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