Esta cantidad, sería suficiente para alimentar a 12 millones de personas, alimentos suficientes como para satisfacer las necesidades de las familias en situación de vulnerabilidad, en España. El aprovechamiento de los recursos, no solo debería ser una cuestión ética y moral, sino que debería estar regulado por Ley, tal y como ocurre en Italia y Francia, mientras que en Italia, se incentiva a grandes empresas para que donen sus alimentos, Francia sanciona económicamente, incluso con penas de cárcel a las empresas que desperdicien alimentos.
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