Alda Merini pasó diez años de su vida en un manicomio, más tarde será candidata al Premio Nobel por la Académie Française. Un día su marido llegó a casa ebrio y empezó a apalearla. La poetisa lo golpeó con una silla, esa silla la llevó a una cama del manicomio. Treinta y siete electroshocks no le impidieron ser una de las poetisas más importantes del último siglo. Se impone el electroshock a quien no acepta las reglas infames de esta época. Los poetas son los primeros en caer, las artistas los siguen, los que no se adaptan...
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