Supimos de la potente terapia oncológica cuando conocimos a Ashya King, el niño británico que pasó por España camino a la República Checa, donde había una de las pocas unidades de protones donde irradiaron su tumor cerebral. Lo eliminaron, y sin secuelas. La radioterapia convencional es precisa, segura y eficaz. La protonterapia va más allá en tumores difíciles. Se construyen unidades en dos hospitales privados de Madrid, que tratarán a quien lo necesite.
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