Durante los primeros años de la Primera Guerra Mundial, EEUU se mantuvo neutral. Y aunque siempre simpatizó con la causa aliada, aquella no era su guerra y, además, no veía peligrar sus intereses. La opinión pública se encontraba dividida hasta que en mayo de 1915 un submarino alemán hundió, un trasatlántico con más de 100 estadounidenses a bordo. Aún así, EEUU no declararía la guerra a los imperios centrales hasta casi dos años después. Y aquí es dónde intervino el protagonista de esta historia: el ilustrador holandés Louis Raemaekers.
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