La Isla de los leprosos que aparecía en la película Papillon era real. Esa era la manera que se tenía de controlar una epidemia en aquel entonces, enviando a los enfermos al mismo lugar y aislarles. En estas leproserías llegó a haber moneda propia, grupos de música y equipos de béisbol. Decían las monjas que conmovía ver a los niños agarrar el bate sin dedos en la mano. Los leprosos llegaron a tener un sueldo del gobierno y, cuando tenían hijos, trataban de que se contagiasen para que ellos lo recibieran también...
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