La longitud óptima (L) de las pestañas de un mamífero es un tercio de la anchura del ojo (W), en concreto, L/W = 0,35 ± 0,15. El flujo de aire que incide en el ojo cambia en función de la longitud de las pestañas. Pestañas más cortas de un tercio de la anchura del ojo bloquean poco el aire que incide sobre la superficie ocular. Pero las pestañas más largas incrementan dicho flujo de aire hacia el ojo y provocan cierta desecación. Un estudio de David Hu (Instituto de Tecnología de Georgia, Atlanta) y varios colegas.
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