Cuando era niño, la profesora le dijo -a él y a sus compañeritos- que escribieran en un papel diez cosas que quisieran ser de mayores. Cuando Lino se lo entregó, la profe le dijo que ni en cien años que viviera, le iba a dar tiempo a ser todo eso. Y tenía razón: de las diez cosas, Lino solo fue nueve. O sea, que se quedó con las ganas de ser piloto, pero no soldado, actor, camionero, taxista, cartero… y algunas cosas más, todas ellas resumidas en una: soñador. Digo esto porque cuando le mandé las fotos de la entrevista, me escribió: “Ya mayor (
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