Las críticas a Leticia Dolera no deberían convertirse en la refutación de lo que ha dicho. Ninguna mujer tendría que temer un despido por estar embarazada aunque parece probado que la propia Dolera, cuando le ha tocado la responsabilidad, haya tirado del “just business” típico de los antihéroes mafiosos de la tele. El máximo problema de las mujeres en el capitalismo, la columna que soporta estructuras de desigualdad como el techo de cristal o la diferencia salarial, es que la posibilidad de un embarazo rara vez cabe en los planes de producción.
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