Durante miles de años, los restos de estos y otros animales permanecieron ocultos hasta que, en 2012, los trabajadores de la cantera de Kobate, en Arrasate (Guipuzkoa), tras realizar una voladura de parte del terreno, descubrieron abundantes restos de fósiles ocultos en la zona. De acuerdo con la investigación, hace 100.000 años, este yacimiento fue una sima que funcionó como una trampa natural en la que los animales caían casualmente, por lo que este lugar es un fiel reflejo del tipo de fauna que habitaba la zona.
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