Allá va una historia demasiado buena para ser cierta: la policía belga registra el domicilio de un empleado de la morgue y descubre que almacena desde hace años centenares y centenares de penes. En total, más de 3.000 miembros, presumiblemente arrancados a pobres hombres ya fallecidos, se reparten en formol por toda la casa. Penes, muertos, macabros fetichismos, Bélgica. ¿Quién no querría que fuera cierta?..
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