En las últimas semanas se ha podido escuchar con más frecuencia de lo habitual entre los banqueros centrales frases como "vigilaremos muy de cerca los efectos secundarios de nuestras políticas", "debemos estar atentos a las consecuencias no intencionadas de nuestras políticas" o "unos tipos negativos durante un tiempo prolongado pueden tener consecuencias". Tras más de cuatro años de tipos negativos en la zona euro y abundante liquidez, los beneficios de estas medidas no convencionales sobre la economía empiezan a perder fuerza.
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