La noticia publicada ayer sobre la presunta extorsión ejercida sobre cuatro magistrados que aprobaron la Doctrina Botín un año después de la supuesta remisión de los documentos incluidos en la denuncia del supuesto chantaje es de una gravedad de proporciones bíblicas, porque, no sólo se trata del presunto chantaje ejercido por un fiscal, sino de los supuestos hechos que éste utilizó para influir en los jueces respecto de una querella presentada contra él.
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