El papá, rabino de profesión, vive en Israel y se encuentra en un contencioso legal por la custodia de los menores. Su hijo tiene trece años y su hija nueve. Parece que la situación familiar y la presión, según declaró en el juicio, lo llevaron a vengarse a través de los correos electrónicos. Y como ocurre en muchos casos, lo pagó con los más débiles.
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