Shana Grice, una joven británica de 19 años, murió degollada en 2016 a manos de su expareja, Michael Lane, después de haber denunciado hasta cinco veces ante la policía a su agresor e incluso haber sido multada por "hacer perder el tiempo" a los agentes. Ahora, esos agentes de la Policía de Sussex se enfrentan a expedientes disciplinarios por no haber tratado debidamente
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