Se dice aquello de que las personas que no conocen la historia están condenadas a repetirla. Pero en este caso conviene conocer, precisamente para repetir, para desarrollar, aquello que de bueno trajeron los aires de cambio profundo en la España de 1936, cercenados, con las armas, por muros sangrientos de egoísmo y barbarie. Esta esperanzadora historia de la conquista de la jornada de 6 horas, en esas tempranas fechas del siglo pasado, permite afirmar con convicción que es posible la salida de esta lúgubre crisis...
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