En 1983, el famoso mago David Copperfield causó sensación al hacer desaparecer la neoyorquina Estatua de la Libertad en una retransimisión televisiva en directo. Es curioso que casi cuarenta años antes, en plena Segunda Guerra Mundial, otro ilusionista también llevó a cabo una hazaña mágica de grandes proporciones, aunque en su caso no se trató de una desaparición sino de todo lo contrario: la creación de toda una ciudad, algo que luego amplió originando un ejército de la nada. Se llamaba Jasper Maskelyne.
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