Desde que los yihadistas de ISIS tomaron el control de la ciudad de Mosul han demostrado que lo suyo no es un plan descalabrado, sin objetivos y trazado al azar. Al contrario, detrás de estos combatientes, que esconden sus rostros y hacen bailar banderas negras, se extiende una red de colaboradores y un plan de expansión que abarca varios países y varios años de combates.
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