Cuando los políticos se centran en la contribución económica positiva de los inmigrantes en la economía estadounidense, no consiguen plantar cara a la agenda política odiosa de la administración Trump, afirma Masha Gessen, columnista del New York Times. Los inmigrantes no tienen por qué tener talento o ganas de trabajar. No es la contribución económica que hacen los inmigrantes lo que constituye una fuente de orgullo para el país, sino su aceptación de las palabras del poema de Emma Lazarus escritas en la estatua de la libertad.
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