Allan Finney comenzó su “viaje sanador” con ayahuasca a los 59 años, hace siete, con un linaje de chamanes shipibos en Perú. Este periodista y productor de televisión de la Columbia Británica (Canadá), regresó a su país y observó que la ayahuasca era ilegal, contraviniendo las Convenciones de la ONU sobre Estupefacientes, que reconocen que el brebaje amazónico no está prohibido. ¿Cómo ocurrió esto? «Se trata de la industria farmacéutica, de los grandes intereses corporativos. No quieren ver a la gente sanándose con ayahuasca».
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