El hombre, que había visto a la víctima en varias ocasiones y le decía que iba a ser su novia, aprovechó la ayuda de dos amigos, que la inmovilizaron, para intentar besarla y tocarla. Ante la resistencia de la menor rompió una botella contra un muro y la golpeó en la cara. También se descarta una «supuesta xenofobia» dado que el miedo de la menor «a salir sola» y a los magrebíes, como es el condenado y sus amigos, se inicia a raíz del ataque.
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